El cambio fue tan impresionante…

Categoría:

Marta Taborga

Con su entusiasmo, energía y optimismo que contagia de inmediato, cuesta imaginar a la Marta del pasado, de hasta 6 meses atrás. Porque según cuenta, su vida tiene un antes y un después muy marcados por un hito que esta Tecnóloga Médica de 56 años y madre de 2 hijos “ya grandes” agradece una y mil veces.

Marta Taborga trabaja como Tecnóloga Médica especializada en Radiología y en Estudio de Mama en un Centro Médico ubicado en Providencia. Pese a ser una tarea especialmente ajetreada, se hace su tiempo y nos da la entrevista porque se percibe como una mujer generosa y que gusta compartir sus buenas experiencias.Sus cuadros de jaqueca comenzaron exactamente a los 22 años, “eran atroces”, dice, y alza un poco la voz para destacar que “de ahí no pararon nunca más”.

Confiesa que “la situación era terrible, como un círculo vicioso porque vivir con jaqueca termina por dar depresión porque uno se siente vulnerable. Además que pasando los 50 años, con los hijos recibidos o en la universidad, uno se imagina que va a poder dedicarse más a su persona, a darse sus propios gustos, pero no quedaban energías, no había ánimo… era frustrante”.

“El dolor de cabeza no me dejaba vivir, las jaquecas me duraban a veces 6 o 7 días y llegué a tomar hasta 7 Migranol diarios, porque tenía que salir a trabajar. Yo era sola con mis hijos y no me quedaba otra. Fue tanto lo que tomé ese medicamento cuya droga es la argotamina, que hace 6 años tuve un accidente vascular cerebral y estuve 12 días con un coma inducido en el Hospital de la Universidad Católica.

Gracias a que fui a tiempo y a los cuidados, quedé sin secuelas.”Pero con el tiempo las jaquecas no eran lo único que atormentaban a Marta, hace algunos años -7 u 8- comenzó a dolerle todo el cuerpo: tenía además fibromialgia, diagnosticada por el Reumatólogo. Demasiado para resistirlo.

“Un día después de una jaqueca, empecé a buscar por Internet las  palabras jaqueca, fibromialgia y entre los cientos de resultados que pasé por alto, me detuve en el libro del doctor Peter D’Adamo. Hace ya varios años pude leer sólo algunas partes del libro, cuyas investigaciones y Dieta del Genotipo  me hicieron mucho sentido. Busqué el libro por todas partes en Santiago y en Buenos Aires, nada, no lo conocían. Después de unos 2 o 3 años, una amiga que viajó a Argentina encontró 2 libros del doctor d’Adamo que por supuesto me los trajo. Pero aún Nutrición Inteligente no estaba en Chile.”

En el intertanto, Marta sufría de otra seria amenaza a su salud producto de la cantidad de medicamentos que se había visto obligada a consumir para mitigar las jaquecas y fibromialgia. Sus riñones sufrían daño severo y si no dejaba los remedios ya no resistirían.

Con los libros de la dieta del Genotipo, Marta dejó de consumir algunos pocos alimentos y recuerda que las jaquecas se distanciaron algo. No obstante, la buena noticia se la dio una doctora donde ella trabajó, quien le comentó que un conocido, se había sometido a un tratamiento en Nutrición Inteligente y su colon irritable y otras sintomatologías habían desaparecido completamente. El destino quiso que en esos días estuviera con el pololo de la hija de una amiga, quien estaba convertido en un verdadero adonis gracias a los kilos perdidos producto de la Dieta del Genotipo recomendada en Nutrición Inteligente.

“Tuve mi primera consulta en Nutrición Inteligente a mediados de noviembre de 2011 con la nutricionista, quien diagnosticó mi Genotipo y me indicó realizar el examen ALCAT y así lo hice. A los quince días del tratamiento ya no tenía jaquecas y ahora que han pasado 4 meses, recién la semana pasada sentí un leve dolor de cabeza que desapareció sólo con un paracetamol. La fibromialgia desapareció completamente, sólo me acuerdo de ella porque me quedé con un auto automático que compré el año pasado, ya que antes no podía ni pasar los cambios. También he bajado 13 kilos. Efectivamente mi alimentación cambió por completo. De partida soy intolerante al gluten por lo cual no puedo consumir ni trigo, ni cebada, ni centeno. Tampoco puedo mirar el té o el café, pero sí por ejemplo he descubierto que la menta me hace regio y me encanta, lo mismo que el té verde. Con el pavo me he reconciliado porque aprendí a cocinarlo”.

Marta está feliz y se nota, lo transmite. Ya ha enviado a dos personas de su trabajo a Nutrición Inteligente y ambas se lo agradecen. Hasta su hijo ingeniero que es analítico puro, se convenció de ir a tratarse por sus constantes e interminables resfríos y ella dice que es la más vieja de la consulta en que trabaja, pero la que tiene más pilas… antes llegaba a las 3 de la tarde, arrastrándose.

¡Qué transformación!